“Un
héroe lucharía hasta el fin… pero él no era ningún héroe, era
un protagonista accidental de un cuento de terror y estaba aterrado”
La
noche del cetrero es una novela
de fantasía épica que trastoca todo lo establecido. Es verdad que
se suele decir muy a menudo que tal o cual novela es muy original y
muy diferente, muchas de las veces, siendo todo lo contrario. Pero en
este caso, es cierto.
Y se ve
en lo más importante de la historia: su protagonista. Estamos ante
un personaje que para nada es un héroe; no es valiente ni es fuerte.
Tampoco es un bravo guerrero ni un experto espadachín. La gente le
ignora y es un desastre en casi todo. Por si fuera poco, no es
simpático ni un bromista. Es feo y no tiene carisma pero, a pesar de
todo, te encariñas con él y quieres saber qué le pasará. Porque
sufre. Y sufre mucho.
La
historia que nos cuenta es todo el viaje que este personaje, Roland,
el cetrero real, tiene que hacer desde la Ciudad de la Frontera, para
avisar a un poblado cercano de la proximidad del enemigo. Se podría
pensar que Roland crece, evoluciona y se convierte durante ese viaje
en algo parecido a un héroe. Nada más lejos de la realidad. Y no
involuciona porque es imposible ser más inútil.
Es un
bonito cambio dentro del género que también podemos ver en Canción
de Hielo y Fuego: no hay héroes y no podemos asegurar si
terminará o no la novela con vida.