Yo ya fracasaba cuando vosotros todavía no habíais nacido
Ángel,
el del Búnker, me ha pedido que os cuente un poco cómo estoy
viviendo la experiencia de tener tan cerca el estreno de
"Extinction", la película que adapta mi novela Y
pese a todo. Bien, podéis imaginarlo, ¿no? Aún así, quiero
explicarlo un poco más en profundidad. Lo primero de todo, aclarar
que el título de este artículo es una frase que le he robado al
guionista Alberto López. Pero una frase que simboliza lo que me ha
ocurrido. Llevo toda la vida fracasando. Es más, el fracaso es algo
inherente al escritor. Un escritor está constantemente sufriendo
fracasos. Lo sufrimos cuando empezamos, y lo sufriremos cuando
estemos acabados.
Para
que entendáis lo que supone para mí el éxito que estoy cosechando,
quiero remontarme al principio. A cuando mi abuelo paterno, Ventura,
me guardaba los tebeos que regalaban antaño en el periódico, y me
los daba cuando íbamos a visitarlo, una o dos veces al año. Con
siete u ocho años yo ya era un gran devorador de tebeos: Mortadelo y
Filemón, Zipi y Zape, Carpanta, Rompetechos, El Capitán Trueno...
todos me fascinaban, y la verdad, no tenía otra cosa para leer,
porque éramos pobres. Fue así como empecé a dibujar y a guionizar
mis propios cómics. Pronto supe que quería ser escritor. Recuerdo
que con doce años ya hacía mis pinitos con novelas de amor donde yo
era el protagonista, por supuesto. Me pasé al terror después de
leer a Stephen King. Uno de mis primeros relatos iba de un chaval que
llegaba a su casa después del instituto y un hombre lobo le esperaba
escondido en su habitación y le arrancaba la cabeza. No sé cómo,
este relato llegó a manos de mis padres y me sentaron a la mesa para
ver si estaba bien de la cabeza. Mi padre me prohibió escribir
relatos de terror. No me quedó más remedio que guardar lo que
escribía en el instituto. Ya con diecinueve o veinte años intenté
mover por internet algunos relatos, pero todo el mundo me decía que
no tenía futuro en esto y que mis escritos eran una mierda. Me
frustré, porque yo pensaba que lo que escribía era bueno, me lo
decía mi tía Mari, y también Milagros, mi profesora de Sociales,
¿cómo podían estar equivocadas? Un poco más tarde terminé mi
primera novela... esa mierda infecta titulada El Caído.
Me la autoeditó el ayuntamiento de mi pueblo, porque el concejal de
cultura creía que merecía la pena y porque yo era un niñato
ansioso por publicar. El ansia, qué mala es. Por supuesto, la novela
pasó muy desapercibida, y algunas reseñas fueron benevolentes con
ella, pero hubo gente que se ensañó, y oye, que hicieron bien, la
novela es un truño. Me frustré. ¿Qué coño estaba haciendo mal?
Decidí que no volvería a dejarme llevar, que leería muchísimo más
de lo que lo hacía, y que no intentaría publicar ninguna otra
novela hasta que me viera capacitado. Pasaron cinco años y escribí
varias novelas, y haciendo caso omiso a mi promesa, las moví por
editoriales. NO, NO, NO. Un editor llegó a decirme que lo dejara ya,
que nunca sería escritor. Otros escritores se reían de mí y
comentaban que lo hacía fatal. No tenía futuro. No tenía talento.
Todo esto me dolía, por supuesto, y me quitaba las ganas de
escribir... un día. Porque al día siguiente volvía a escribir,
esforzándome más. No sé cuántas novelas conservo de aquella
etapa. Lo que sé es que ninguna merecía la pena publicarse. La
última que escribí en aquella época fue una de zombis titulada La
villa. La mandé a esa editorial que publica literatura Z, y la
pusieron en la recámara para publicarla si les funcionaban las otras
que había sacado. Fue así, fruto un poco de la casualidad, que me
puse a escribir Y pese a todo. Sí, esa novela no estaba
en mis planes escribirla, surgió fruto de la improvisación. Y mira,
es la que me ha hecho conocido. Retiré La villa y decidí
que se publicara esta, que para mi gusto era mejor. Aunque por poco
no veo como se publica, porque por aquel entonces estuve a punto de
morir... pero esa ya es otra historia.
Han
tardado cinco años en levantar la película; Extinction,
se titula. El proyecto ha estado a punto de caerse varias veces, pero
al final, llegará a los cines en una semana. Así que después de
pasarlo tan mal, después de luchar toda mi vida para ser escritor
reconocido y demostrar a todos que se equivocaban conmigo, me siento
pletórico. Ahora quiero que me lean. Cada vez más. No pido más.
Solo que la gente sepa quién soy y qué hago. Y bueno, ya que no
creo que pueda vivir de la literatura, al menos espero malvivir de
ella. ¡Saludos!
Juan
de Dios Garduño.
Juan
de Dios Garduño
es el autor de Y pese a todo
y editor de Palabras de agua
El Bunker
Los lunes de 17.00 a 18.30 en Radio Ritmo Getafe y siempre en el podcast. Cosas que molan en La Trastienda Z
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Hola, superviviente!
Deja tu localización y tu estado para que podamos ir a recogerte cuánto antes...
Mientras llegamos, disfruta del blog