Pinocho se ha comido mi cerebro.
Hoy hablamos de un oscuro y
divertido homenaje a los cuentos de toda la vida, recuperando el tono
siniestro del que gozaron en su origen y que casi todos hemos
olvidado que algún día tuviera. Una antología que mola porque
recuperan los códigos clásicos de los cuentos, tales como el lobo
disfrazado de la abuelita o los tres osos diciendo 'alguien ha
dormido en mi cama', pero dándoles una vuelta de tuerca, oscura y
pervertida.
El resultado: más de una
sonrisa al leer estas versiones y una lectura muy amena y de gran calidad.
Una serie de relatos que comparten el cariño por
estos cuentos de nuestra infancia y donde impera el humor negro.
La antología consta de muy
buenos relatos Z muy diferentes y a la vez muy similares. Tienen
varias cosas en común: los zombis, claro, los cuentos clásicos... y
el cariño por ambos géneros, algo que es evidente. Porque cuando
alguien hace algo con cariño y ganas, el lector lo nota. Pero
también tienen cosas que los hacen especiales y propios de sus
autores.
Merece la pena destacar que son relatos que
abandonan la mala costumbre made in Disney
del final feliz. Esto es lógioc y se debe a dos razones. La
primera, que estos autores buscan volver a los clásicos. Y el origen
de estos relatos era oscuro, duro, horrible; enseñaban a sentir
miedo. Y segundo, son cuentos Z. Y con los zombis pocas veces hay
finales felices. Siempre hay sangre.
Ahora un repaso por algunos
de los relatos más destacados de Erase una veZ (Kelonia).
Empezamos
con Cerillita. A Joe Alamo no le gustan los zombis. O
al menos no le gusta escribir sobre zombis normales. Por eso este
relato recuerda a Tom Z Stone, porque en casa de Joe, los
zombis siempre son especiales. Y así tenemos Cerillita,
un cuento de súper-héroes.
A continuación, tenemos a
Ricitos de oro, de Athman M. Charles, un lindo homenaje al
cuento que todos conocemos y que pervierte sus mismos conceptos:
Ricitos y los tres platos, las tres sillas, las camas y... por
supuesto, los tres osos.
Juan de Dios Garduño nos
brinda Juan y las Habichuelas mágicas, un
relato que por su lenguaje y estilo desentonan dentro de la
antología. No parece encajar con el resto de los relatos que, si
bien son diferentes unos de otros, mantienen un tono uniforme.
La Bella y la
Beztia vuelve al humor
negro a saco. Una historia con unos personajes muy siniestros:
Carolina Marquez nos trae a unas jóvenes super raras, fanáticas
del gore y del sado. Como El Bunker.
Miguel
Angel Naharro permanece fiel
a su estilo y gusto por el pulp y nos regala un relato brutal, con
sexo, violencia y, por supuesto, zombis.
Una historia, la de Ariadne
y Barba Azul que es la menos conocida del libro, y que sorprende
ya en su origen como un relato muy fuerte.
Esta es una selección de algunos de los relatos más interesantes y más destacados. Ante todo, hay que decir que son historias de zombis de gran calidad, que se disfrutan porque fascina leer como los muertos se levantan de las tumbas y sus tripas, 'llenas de insectos, colgaban de su vientre'. Escenas como esa son las que hacen amar el Z y Erase una veZ ayuda a recordar porque este género es lo que es.
Destacar que esta es una
antología que nació gracias al esfuerzo de sus integrantes y la
colaboración de muchas personas en el crowdfunding, que
contribuyeron a crear esta obra de gran calidad y originalidad. Un
referente y muy recomendado te guste el terror, te gusten los relatos
o te guste el género zombie. Y si no, también.
Ángel G Ropero.
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El Bunker
Los lunes de 17.30 a 19.00 en Radio Ritmo Getafe y siempre en el podcast.
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