24 jun 2015

Firma invitada: Alicia en el País de los Libros



ALICIA EN EL PAÍS DE LOS LIBROS
Por Mari José Gomez

Como pequeña editorial al uso, nos movemos todo el año, día a día, haciendo lo imposible por que las cuentas cuadren. Algo para lo que necesitamos toda la imaginación del mundo. Y cuando ese superpoder no nos llega para pagar las facturas, empezamos a pensar que el autor pide demasiados royalties, que el distribuidor debería colocar más libros, que no pasaría nada si el librero le da un garrotazo al lector cuando dice eso de que “se lo va a pensar”, y que los lectores de verdad (en este momento de ofuscación “de verdad” significa que compran montones de libros al mes), cada vez escasean más.
Y antes de lo previsto, como todos los años, llega la Feria del Libro. Alicia ya ha hecho, o debería haber hecho, todos sus quehaceres diarios; esos que forman parte de su existencia más trivial.
Bajo su atenta y esperanzada mirada, comprueba que todo está en su sitio y que, poco a poco, los rígidos armazones de hierro van tomando forma de aventura infinita. Las cajas de cartón van desapareciendo y la novela está a punto de comenzar. Alicia intenta leer todo lo que está pasando y cruza los dedos; porque, le guste o no, el mundo real tiene su propio tablero, que se llama “cuenta de resultados”, en el que todo tiene que encajar si quiere seguir jugando. Y por algún extraño y misterioso motivo, Alicia quiere.


De pronto, los caminos se tapizan con lectores y las casetas levantan muros de las más diversas emociones a su alrededor. Esta amalgama de sentimientos empuja al lector a ir en busca de su autor favorito, que es acogido por el librero, que a su vez es atendido por el distribuidor… Y todo ocurre bajo la atenta y curiosa mirada de Alicia, que, sin darse cuenta, acaba de pasar al otro lado: a un país fantástico de carne, hueso y papel en el que la simbiosis de todos los participantes consigue multiplicar el entusiasmo.
En su papel de editora, Alicia es fantasiosa y cotilla. Está encantada de formar parte de ese extraño mundo. Sabe que no pertenece a él, pero le sobra con ser testigo en primera persona de todo lo que se está desarrollando ante sus sentidos. Siente admiración por el escritor que, como el gato de Cheshire, desaparece ante su sonrisa mientras su alma se difumina en la página escrita. Y está deslumbrada por el librero que, al igual que el dodo, teme ahogarse en el Mar de Lágrimas provocado por ella misma; pero lejos de dejarse llevar, esta ave no voladora embauca a todos a participar en una carrera con el único fin de secarse (tal vez también para que no se den cuenta de que están con el agua al cuello); una carrera en la que todos ganan y nadie pierde.


Y por fin descubre al lector, al genial sombrerero loco, que en esta ocasión padece una intoxicación de tinta en vez de mercurio. El efecto “rebote” le aniquila el sentido común y se lanza a comprar… ¡libros! ¡En qué cabeza cabe! Libros que contienen preguntas y misterios. El lector, ávido por descifrarlos, se sentirá obligado a adquirir más libros, que contendrán más preguntas y más misterios… Paradójicamente, este es el único comportamiento que no extraña a Alicia, porque sabe que esa búsqueda es lo que transforma su vida real en una vida auténtica. De hecho, es el motivo que la empujó a la madriguera.
Alrededor de la tinta que todo lo cambia, Alicia descubre que todas las piezas del mecanismo han formado una única y soberbia obra de arte. Todos, incluso ella, agrandan su oreja más irracional para escuchar esas voces secretas que salen del papel y engatusan al lector hasta que se encuentra atrapado entre sus páginas.
Igual que en la novela, Alicia tiene que regresar a la vida cotidiana y volver a jugar en ese antipático tablero. Pero esa ya es otra historia. Por el momento, Alicia sigue disfrutando de los recuerdos del País de los Libros. Los guarda en su memoria, bajo llave, y los contempla cada vez que tira el dado. Ve con claridad lo que allí aconteció. Y también lo que no.



“ALICIA: Esto es imposible.
SOMBRERERO: Solo si tú crees que lo es.”

Mari J. Gomez 
es la editora de Ediciones Diquesí
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El Bunker
Los lunes de 17.00 a 18.30 en Radio Ritmo Getafe y siempre en el podcast. Cosas que molan en La Trastienda Z

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